¿Cómo andáis, camaradas ebrios?, espero que bien. En primero lugar, y a modo colegial, espero me disculpen por mi breve (ums… ¿breve?) ausencia del blog, he tenido varios que haceres, ya saben, esto de la vida moderna…
Hace unos dias, viendo un partido de la Champions League, más concretamente el Sevilla F.C- SK Slavia Praha, me inspiró a escribir este breve artículo. Y es que no podemos negar la evidencia, seriamos entonces necios, el fútbol es inconcebible sin cerveza; podríamos decir que sería Batman sin Robin, Mick Jagger sin Keith Richards, y un largo etc…
Tarde-noche de fútbol con cacahuetes y cerveza, ¿que más se podría pedir, amigos?, comentar jugadas, beber cerveza, levantarte, beber cerveza, celebrar un gol de tu equipo, beber cerveza, llorar una derrota, beber cerveza, en fin, sentimientos, estamos hablando de vivir. Como dato anecdótico, se dice, se comenta que durante la última final de la Champions League celebrada en la bella ciudad de Atenas, se consumió entorno a las 98 toneladas de latas de cerveza.
Siete camiones, cual comitiva fúnebre, llevaron las latas vacías, muertas, desde las calles atenienses a sus respectivos container. Jabón, desinfectantes varios, hicieron falta para limpiar miles de orines que inundaba cual diluvio universal, las calles de la desdichada ciudad.
En fín, que seríamos sin esas tardes al sol, en cualquier lugar, hablando de quien sabe que tema, con una cerveza bien fría en la mano. ¿Qué seríamos sin los domingos de fútbol?...
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