martes, 24 de julio de 2007

De viajes y cervezas I: Venecia

Inicio esta saga de aventuras cerveceras por el mundo. Mi idea es la de ofrecer una postura neutral, divertida, quizás, algo picara sobre lugares especiales, ya sean por sus magnas obras de arte, su mitología urbana, o quien sabe el por que se hablan de ellos. Empezare, lo creo conveniente, por un lugar castigado una y otra vez por los flashes que miles de turistas anualmente, desbordan como almas en pena, la bella isla de Venecia, la que en su día fue nombra Serenissima Repubblica di San Marco, de ello ha transcurrido ya, unos cuantos años.

Mi andadura en esta preciosa isla colgada del Mar Adriatico, comienza en el Harry’s Bar, mítico establecimiento donde se podía ver desde altos cargos de la política local, hasta estrellas de cine, de reconocimiento mundial… todo ese derroche de personalidades ya cesó a finales de los 80’, dejando paso al excelente pub del que es hoy día. En el, se pueden beber desde la más banal cerveza italiana, a la más exquisita y exclusiva, todo ello aderezado de un sistema de “tirada” de la cerveza muy buen conseguido, el cual consiste en mantener los tanques a temperatura ambiente; la cerveza únicamente se enfriara centímetros antes de ser expulsada por el “tirador”. Para ello, utilizan un sistema de enfriado de las tuberías que transporta el rico jugo malteado, el cual solo enfría la cerveza centímetros antes de llegar al tirador, consiguiendo con ello una cerveza fría, muy fría, pero sin estar abrumada de espuma.

Del tipo de cervezas que sirve que decir, cubre un amplio abanico de gustos, colores, aromas, precios… desde la rubia mas exitosa, a la pelirroja mas “dura” de degustar, pero que a la vez no nos deja indiferente y da por supuesto que repetiremos con ello, y valla si repetiremos, no quedaremos saciados con dos, tres. La marca por así decirlo oficial que se consume en el país azzurri es Peroni. En realidad Peroni no es sino la abanderada de las cerveceras italianas, que van desde la Wuhrer, Nastro azzurro, Kronembourg, Tourtel hasta la Itala Pilsen. Todas ellas con algo en común, su ascendencia Pilsen. Un hecho curioso de todos estos zumos malteados es que en su etiqueta ni suelen aparecer su graduación alcoholica ni sus ingredientes del que constan.

Siguiendo la línea del establecimiento al que hacíamos referencia, en el se pueden degustar todas las cervezas citadas anteriormente, mas una amplia carta de internacionales; no faltan por doquier Guiness, Beamish, ¡incluso Cruzcampo!. Excepto las locales y algunas negras de origen internacional, las restantes se sirven en botellin de 33 cl, servidas sobre un selecta copa de cristal templado de Murano.

Todo ello no seria tan especial, si no existiera una fenomenal propuesta musical, amenizando las tardes-noches, junto a la ponderosa y pragmática Plaza de San Marcos.

Un buen lugar para echar unas cervezas, disfrutando del arte acompañado de buena música.
En el proximo número, por así decirlo, exploraremos los rincones mas pintorescos y poco frecuentes de la bellisima ciudad eterna... Roma

No hay comentarios: